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lunes, 16 de enero de 2012

Flora amenazada: Psilotum nudum

Algunas fotografías del helecho Psilotum nudum realizadas a comienzos de enero en Los Alcornocales (Cádiz).


Se trata de una especie bien distribuida por todas las regiones tropicales del mundo, con pocas poblaciones fuera de la banda comprendida entre los trópicos de Cáncer y de Capricornio: las poblaciones (en concreto, tres) que se encuentran en los alrededores de Los Alcornocales son las únicas existentes en España y Europa (las más cercanas se localizarían en el archipiélago de Cabo Verde).



Especie perenne, sus tallos alcanzan el medio metro de altura, ramificándose en forma de horquilla (o dicótoma); las hojas (microfilos) son pocas, esparcidas y están poco diferenciadas, constituyendo unas pequeñas expansiones escamosas sobre los tallos.

Esporangios y microfilos.

Los esporángios también son muy característicos: se reúnen en grupos de tres (trilobulados) y son de un color amarillo muy vivo.

Psilotum nudum sobre areniscas.

Se comporta como rupícola, viviendo en las grietas de las areniscas, en exposiciones térmicas y con humedad elevada; en las inmediaciones de la población fotografiada se encuentran las alisedas con ojaranzos (Rhododendron ponticum subsp. baeticum) típicas de estas sierras, como se muestra en la siguiente fotografía.


Especie amenazadísima, ninguna de sus poblaciones gaditanas supera los cien individuos; todas crecen entre los 100-300 msm de altitud. Parece ser que los periodos prolongados de sequía afectan muy negativamente a la producción de esporangios.

Vista general del hábitat de Psilotum nudum en Los Alcornocales. 

domingo, 11 de septiembre de 2011

La centaura bastarda (Cheirolophus sempervirens)

Distribuida por la fachada atlántica ibérica, de Galicia a Cádiz (además de otras cuantas localidades malagueñas), la centaura bastarda (Cheirolophus sempervirens) es un arbusto de, aproximadamente, un metro de altura, que hemos encontrado a mediados de julio en flor en el interior de un canuto gaditano cerca de Algeciras, dentro del parque natural de Los Alcornocales.

Cheirolophus sempervirens

Es una especie poco frecuente, que en ocasiones se ignora al presentar la flora mayor de este espacio natural, por lo que aprovechamos para fotografiarla y presentarla en el blog. Posee hojas glandulosas, lanceoladas, algo denticuladas y a veces con dos apéndices estipulares en la base. Inflorescencias en capítuos solitarios, con flores de color rosa. El involucro está formado por brácteas con 7-11 fimbrias, glabras.

Detalle de la inflorescencia de Cheirolophus sempervirens.

Frangula alnus subsp. baetica

Se trata de una compuesta nemoral, es decir, que crece en el interior del bosque; en esta ocasión la hemos encontrados a pocos metros del cauce del río, acompañada por sauces (Salix pedicellata), durillos, acebos, ojaranzos (Rhododendron baeticum), avellanillos (Frangula alnus subsp. baetica), labiérnagos (Phillyrea latifolia), así como por otras especies del sotobosque del quejigar moruno, como Cytisus villosus y otras leguminosas arbustivas.

Salix pedicellata 

Hábitat: acompañando a ojaranzos (en primer término) y otras especies de los canutos gaditanos.

En el momento de la visita los caballitos del diablo Calopteryx haemorrhoidalis se encuentran, muy abundantes, por toda la ruta, aunque se muestran muy desconfiados y cuesta encontrar alguno que permita acercarse lo suficiente para sacarle un primer plano.


Calopteryx haemorrhoidalis.

sábado, 30 de abril de 2011

La floración primaveral del ojaranzo (Rhododendron baeticum)


De vuelta en abril a Los Alcornocales (Cádiz) para ver y fotografiar la floración primaveral de los ojaranzos (Rhododendron ponticum subsp. baeticum o Rhododendron baeticum). Las especies arbóreas (alisos y quejigos morunos) que forman los bosques galería o canutos ya han recuperado la hoja, creando el ambiente sombrío donde prosperan estas ericáceas. Como ya se mencionó, por el canuto ascenderán los vientos que vienen cargados de humedad desde la costa, aportando así agua al medio a través de lo que se denomina precipitaciones horizontales, que garantizan una presencia de humedad alta y estable durante todo el año.

 Vista de la entrada al canuto, con los alisos en el cauce y los quejigos más alejados del agua, por encima de los anteriores.

Aliseda (Alnus glutinosa) con ojaranzos, adelfas, avellanillos, helechos, cárices, hiedras y zarzamoras.

 Inflorescencia abierta del ojaranzo en abril.

Rhododendron baeticum

A los quejigares de Quercus canariensis les acompañan varias especies de cistáceas, labiadas, ericáceas y leguminosas arbustivas, pero llama la atención la presencia de algunos brezos (Erica arborea) que, sin llegar a alcanzar las dimensiones que adquieren en el monteverde canario, superan los dos metros de altura.

 Aspecto primaveral del quejigal moruno.

 Quercus canariensis

Envés de las hojas nuevas de Quercus canariensis, ya cubiertas por mechones de pelos.

Brezos (Erica arborea, a la derecha) que superan los dos metros de altura, en el quejigar.

Otras especies con hojas lauroides, grandes, alargadas, perennes y brillantes, como los ojaranzos, contribuyen a formar estos restos de laurisilvas peninsulares, como laureles, madroños, labiérnagos o durillos (Viburnum tinus, algunos pies en flor).

 Durillo (Viburnum tinus).

Floración de Viburnum tinus.

Entre las trepadoras, destacan las vides silvestres, algunas madreselvas en flor (Lonicera periclymenum subsp. hispanica) y las hiedras (varias especies).


Otra especie de resonancias subtropicales, de la que se encuentran ahora algunos ejemplares con los frutos maduros, es la liliácea Ruscus hypophyllum, un rusco que en España crece exclusivamente en la comarca y que se diferencia del más extendido Ruscus aculetus en que sus "hojas" (como es sabido, en realidad las aparentes hojas de los ruscos no son sino tallos adaptados, ramillas comprimidas y laminares llamadas filóclados) son más largas, acuminadas y flexibles -no pinchan- que en el segundo.

Ruscus hypophyllum con frutos.

También ahora brota y florece -siendo el único momento en que se deja ver- una raflesiácea perenne, subterránea y parásita de jaras y jaguarzos, tan abundantes en el sotobosque del quejigar: la hipocístide o chupamieles, Cytinus hipocistis, una planta sin clorofila de tallos cortos formados por hojas imbricadas y con flores amarillas.

Cytinus hypocistis

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La floración invernal del ojaranzo (Rhododendron baeticum)

Una de las especies arbustivas más características de Los Alcornocales (en el extremo sur de la Península) es el rododendro u ojaranzo (Rhododendron baeticum o Rh. ponticum subsp. baeticum); se trata de un arbusto alto que puede alcanzar los cinco metros de altura que crece en los bosques de ribera de las cabeceras de los arroyos que descienden desde las sierras del Campo de Gibraltar.

Rhododendron baeticum: porte.

Un ejemplar creciendo en medio de la aliseda.

Se trata de unos medios muy particulares, donde las condiciones de alta humedad (y temperaturas suaves) se mantienen constantes a lo largo del año gracias a las precipitaciones y a los vientos que, desde la costa, aportan humedad a la zona en forma de nieblas, permitiendo el desarrollo de una vegetación muy característica.

Además del ojaranzo, destaca la presencia de especies de hoja caduca como el aliso (Alnus glutinosa) o el avellanillo (Frangula alnus subsp. baetica), especies de hoja perenne y lauroide como Phillyrea latifolia o Viburnum tinus, ruscos (Ruscus hypophyllum y R. aculeatus), o varias especies de helechos (Psilotum nudum, Christella dentata, Culcita macrocarpa, etc.).

Aspecto invernal de aliseda con ojaranzos, avellanillos, brezos, etc.

Los ojaranzos tienen hojas largas, alternas, lanceoladas y perennes, también de aspecto lauroide; en primavera presentan su floración más conocida, en la que grandes flores (de 4-6 centímetro de diámetro), bien pediceladas, aparecen reunidas al final de las ramas. Los frutos son secos, de tipo cápsula.

Hojas y frutos en cápsula.

Un rasgo fenológico poco conocido de esta especie es que en pleno invierno, con los alisos sin hojas y los avellanillos casi sin ellas (y de tonos amarillentos las que quedan), presenta una segunda (o primera, según se mire) floración; las fotos que acompañan la entrada fueron realizadas a comienzos del mes de enero, época en la que comenzaban a abrirse las primeras flores invernales.

 Comienzo de la floración invernal cerca de Los Barrios (Cádiz).

Floración completa de Rhododendron baeticum.

Bosque de quejigos morunos (Quercus canariensis).

Las condiciones de humedad y umbría descritas para estos medios, pueden extenderse fuera del ámbito del bosque de galería, en determinadas condiciones topográficas, como sucede en algunos barrancos o vaguadas de la comarca; en estos casos, sobre suelos frescos y bien drenados, procedentes en este caso de la descomposición de las areniscas circundantes, crece otra especie señera de la zona: el quejigo moruno (Quercus canariensis), un roble de hoja marcescente más exigente en humedad que el propio alcornoque, que se identifica con facilidad por presentar hojas grandes (entre 5 y 20 cm), de borde crenado o subdentado y muchos nervios (de 6 hasta casi 20): esto junto con el tipo de borde, le confieren aspecto muy característico, recordando a la hoja del castaño.

En el envés de las hojas aparece un tomento también exclusivo de la especie, constituido por pelos fasciculados y estipitados, al principio de tonos ferruginosos, que se acaba desprendiendo en forma de copos.

Q. canariensis, donde se aprecia el denso tomento que crece sobre el envés de las hojas.

Hoja marcescente de Quercus canariensis.