Una ciudad lúdica es una ciudad que aprende y enseña. ¿Qué implicaciones tendría para los niños y niñas de la CDMX la inserción de una metodología lúdica aplicada a espacios urbanos no convencionales?
Las habilidades del siglo XXI —resolución de problemas, pensamiento crítico y comunicación, trabajo en equipo y adaptabilidad— son aquellas que necesitarán las futuras generaciones para hacer frente a entornos de vida y trabajo cada vez más complejos.
Si la manera más natural de desarrollarlas es jugando, ¿es posible potenciar su desarrollo y apropiación, a través de una metodología lúdica inserta en entornos de aprendizaje informal, transformando el entorno urbano en una plataforma para la obtención de habilidades?
Los niños [1][1] A lo largo del texto, 'niños' incluirá a niños, niñas y niñez. forman parte fundamental de las poblaciones urbanas, y son las nuevas generaciones quienes se enfrentarán al crecimiento urbano exponencial.
Sin embargo, es muy común que al pensar en la niñez como la ciudadanía del futuro, se pierdan de vista las numerosas posibilidades para aprender de ellos, así como la oportunidad de fomentar su desarrollo como ciudadanos comprometidos desde una edad temprana, y prepararlos para las demandas de la ciudad futura contemporánea.
En su libro publicado en 1978, The Child in the City (El niño en la ciudad), Colin Ward examina la marginación de la esfera pública de niños, y argumenta a favor de la inclusión de sus necesidades en la planeación de la ciudad, así como de su participación en este proceso. Ward explora la creatividad de los niños y cómo pueden hacer que la ciudad funcione de otra manera, apelando a la importancia del juego y la imaginación.
Estos textos, junto con otros varios autores [2][2] Children and their Urban Environment: Changing Worlds, Claire Freeman y Paul Tranter, 2011; Growing up in Cities, Kevin Lynch, 1977; Children’s Experience of Place: A Developmental Study, Roger Hart, 1979, Childhood’s Domain: Play and Place in Child Development, Robin Moore, 1986; y Play for a change, Stuart Lester y Wendy Russell, 2008. han impulsado —desde finales de la década de los setentas— el interés por la relación y sinergia entre niñez, ciudad, aprendizaje y juego.
En 2015, a través de una colaboración con la Asociación Mundial de las Grandes Metrópolis, el Laboratorio para la Ciudad comenzó a explorar el rol del juego como un componente urbano primordial pero analizado desde la perspectiva de la Ciudad de México y sus particularidades.
Dicha colaboración tuvo como propósito desarrollar un proyecto piloto cuyo objetivo general era demostrar el potencial que los niños y jóvenes de la Ciudad de México poseen como agentes de cambio, así como crear experiencias compartidas que a través del juego proporcionen a la niñez nuevas herramientas y habilidades para relacionarse con la ciudad.
Se planteó que si acercamos a niños a procesos de diseño e innovación, ellos mismos podrán tomar conciencia de la capacidad que tienen para aportar soluciones en cada uno de sus contextos inmediatos.
El desarrollo del pensamiento creativo está directamente relacionado con la libertad que tienen niños de explorar, jugar y cuestionar su entorno diariamente, especialmente dentro de sus primeros años de educación (5-14). Desafortunadamente, en México, de acuerdo con el análisis del estado mundial del juego, realizado por la International Play Association (IPA) en 2010, una de las principales transgresiones al derecho al juego es que no se considera necesario para el desarrollo de la niñez, por lo que representa una pérdida de tiempo, siendo padres y maestros los principales embajadores de la idea.
Aunado a esta situación, de acuerdo con la consulta realizada directamente a niños de la CIudad de México, éstos expresaron que la prohibición al juego es utilizada igualmente por padres y maestros como una forma de castigo.
En este marco, el desafío principal tuvo que ver con la estructura del gobierno federal en nuestro país. La Secretaría de Educación Pública (SEP) es responsable de todas las escuelas primarias del país, de manera que la Secretaría de Educación de la Ciudad de México (SEDU) tiene mínima injerencia en torno a los planes educativos de nivel primaria.
Además la inserción de una metodología lúdica que desarrolla habilidades de pensamiento crítico, de diseño, innovación y creatividad, representaría un cambio de paradigma en términos de política educativa, ya que actualmente el juego aún no se reconoce como catalizador de un mejor aprendizaje, esto se ve reflejado dentro de la reforma educativa, aprobada en 2013, donde en ninguno de sus apartados se reconoce o menciona el derecho al juego o su relación con el proceso de aprendizaje.
Espacios Informales de Aprendizaje propone, como su nombre lo indica, insertar una metodología lúdica para fomentar la creatividad y el pensamiento crítico en espacios urbanos no convencionales donde niños pasen tiempo fuera de la escuela y puedan ser partícipes de actividades durante una hora.
La propuesta se conforma por 13 talleres divididos en cuatro temáticas principales [3][3] La elección de estos cuatro ejes fue un ejercicio en el que todos los actores involucrados identificaron las necesidades y carencias en temas de ciudad en niños de la Ciudad de México., las cuales se consideraron relevantes para acercar a los niños a re-conocer su entorno inmediato y en el proceso, adquirir diversas habilidades para formular propuestas de mejora y/o solución de problemas.
El fin último de estos grandes temas es estimular desde temprana edad el desarrollo de las llamadas “habilidades para el siglo XXI”, las cuales serán clave en el ser humano para afrontar el futuro urbano. Éstas han sido definidas por la organización Partnership for 21st Century Skills y UNESCO en cuatro grandes rubros:
En un principio se pensó en llevar a cabo los talleres en espacios públicos, escuelas de tareas, faros, centros comunitarios y culturales. En la búsqueda del lugar ideal para llevar a cabo el primer piloto del proyecto, se encontró el Centro Cultural Keren Tá, ubicado dentro de la nave principal del mercado de la Merced (Ver ficha Fase 1. Keren Tá)
La metodología lúdica fue un trabajo en conjunto con Tuline Gülgonen y Edwin Triujeque, colaboradores del proyecto, expertos en la relación de niños con la ciudad y metodologías lúdicas para el aprendizaje, respectivamente.
Si se inserta una metodología lúdica que fomente el pensamiento crítico, la creatividad y las finalmente las habilidades del siglo XXI, será posible que niños:
Numeralia
“Al igual que una dieta saludable equilibra proteínas, grasas, carbohidratos y otros nutrientes, una “dieta de juego” equilibrada debe incluir una mezcla de todo tipo de juego, ya que cada uno otorga diferentes beneficios. Por ejemplo, el modelado en plastilina, la construcción con bloques y la simulación/interpretación de profesiones despiertan la imaginación y enseñan resolución de problemas. Correr, saltar y trepar activa las piernas y bombea sangre al corazón. Y explorar espacios públicos de juego con familiares, o jugar a las escondidas enseña a trabajar juntos, colaborar y compartir [5][5] (2018) Play Matters. Washington, DC: Kaboom! https://kaboom.org/play_matters.
Por lo tanto, prototipar soluciones a problemas urbanos con los niños resulta complicado si no entendemos primero el contexto y comunidad a la que pertenecen.