ARGUMENTO: “Ser egoísta es racional, por lo tanto debemos ser egoístas”

RESUMEN: ¿Los humanos deben mirar sólo por sus propios intereses, es decir, los humanos deben ser egoístas? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.

El «egoísmo ético» o «egocentrismo» es la teoría ética según la cual debemos ser egoístas, es decir, mirar sólo por nuestros intereses. El egoísmo racional no es racional y es arbitrario. El egoísmo ético promueve una discriminación moral arbitraria: el egoísmo. Entre el egoísmo ético y el altruismo está la opción de contrapesar los intereses propios con los ajenos.

Palabras clave: egocentrismo, egoísmo ético, psicopatía

 

Egoístas «por naturaleza»

1. Algunas personas dicen que «todos los seres humanos SON egoístas «por naturaleza»».

Esta idea o teoría se llama «egoísmo psicológico». El egoísmo psicológico está rebatido porque la Realidad es que los humanos también actúan por motivaciones altruistas.[1] Además, quienes usan la errónea teoría del egoísmo psicológico suele concluir que «los humanos son egoístas, por lo tanto deben ser egoístas», lo cual es hacer uso de la falacia lógica (paso del ser, al deber ser).[2] Por lo tanto el «egoísmo psicológico» no describe la Realidad y tampoco permite inferir lógicamente deberes éticos.

Egoísmo y racionalidad

2. Algunas personas dicen que «comportarse de manera egoísta es racional».

Esta idea o teoría se llama «egoísmo racional». El «egoísmo racional» está rebatido porque tanto en su forma pura («todos deben mirar por mis intereses») como en su forma universalizable («todos deben mirar por sus propios intereses») es ilógico.[3] A pesar de que la teoría del «egoísmo racional» es irracional, los liberales y otras personas pretenden hacerla pasar por racional para intentar hacernos creer que la Ética se fundamenta en el egoísmo. Defienden eso porque creen que de esa manera ellos salen beneficiados.

Egoísmo y Ética

3. Algunas personas dicen que «como «comportarse de manera egoísta es racional» entonces debemos ser egoístas».

Este argumento se llama «egoísmo ético» y suele ser defendido por liberales y psicópatas. El «egoísmo ético» o «egocentrismo» es la teoría ética según la cual debemos ser egoístas, es decir, mirar sólo por nuestros intereses. Pero, como ya dije, la premisa «comportarse de manera egoísta es racional» está rebatida.[3] Por lo tanto la conclusión «debemos ser egoístas» no es cierta.

Conozcamos un poco mejor el mal llamado «egoísmo ético». El «egoísmo ético» es una teoría ética que afirma que se deben realizar las acciones que a la larga le producirán el mayor bienestar al egoísta. Por ejemplo, según Thomas Hobbes (1588-1679), las acciones éticamente correctas, las que a priori deberíamos realizar, son aquellas que a la larga nos resultan más satisfactorias teniendo en cuenta sus resultados y consecuencias. Para Hobbes, «actuar moralmente» quiere decir «ser egoísta, pero racionalmente, no a lo loco». Según Hobbes, dado que nuestras acciones afectan a otras personas, actuar racionalmente implica tener en cuenta el bienestar de otros, pero no por deber ético hacia ellos, no por altruismo, sino porque casi siempre hacerlo nos beneficiará. En este sentido, según Hobbes, el deber de cumplir las promesas no se basa en el respeto que merecen las personas, ni en en los perjuicios que sufren éstas cuando quebrantamos una promesa, sino en los perjuicios que pueda sufrir quien incumple la promesa en forma de pérdida de credibilidad y de prestigio social. Según Hobbes, únicamente tenemos el deber ético de cumplir normas si así obtenemos el mayor bien propio. Eso significa que no tendríamos obligación de cumplir una norma ética que nos reportara globalmente menos bien del que obtendríamos no cumpliéndola.

En cambio, algunos egoístas éticos dicen que «nunca debemos entrometernos en la vida de los demás para ayudarles porque eso significa robarles su dignidad» (¿aunque hacerlo nos beneficie?), por ello dicen que «lo mejor para ayudar a alguien es no ayudarle». Tanto Hobbes como éstas otras personas consideran que no existe el deber de prestar auxilio, es decir consideran que la omisión de auxilio es éticamente correcta[4]. A partir del «egoísmo ético», atacan la intromisión del Estado e intentan justificar racional y éticamente el capitalismo.

Por ejemplo, el egoísmo racional es la base de la ética «objetivista», una teoría de egoísmo ético que defendía Ayn Rand (1905-1982):

«El hombre, -cada hombre-, es un fin en sí mismo, no el medio para los fines de otros. Debe existir por sí mismo y para sí mismo, sin sacrificarse por los demás ni sacrificando a otros. La búsqueda de su propio interés racional y su felicidad es el más alto propósito moral de su vida». —Ayn Rand, «The Virtue of Selfishness» («La Virtud del Egoísmo») (1961)

Según el egoísmo racional, la acción altruista es irracional, pues ésta no busca el interés propio sino ayudar a otros aún a costa de sacrificar los propios intereses (tiempo, proyectos, bienes, incluso la vida). Por lo tanto, como el egoísmo racional considera que la acción altruista es irracional, entonces el egoísmo ético la considera éticamente incorrecta. El egoísmo ético permite que ayudemos a otros, pero no de manera altruista sino sólo cuando ayudarles nos beneficie. Para Ayn Rand, aquellos que promueven la ética del altruismo no merecen ni siquiera desprecio:

«Parásitos, gorrones, saqueadores, bestias y matones no pueden tener ningún valor para un ser humano; ni puede él obtener ningún beneficio de vivir en una sociedad orientada a las necesidades, exigencias y protecciones de ellos, una sociedad que lo trata como a un animal que se puede sacrificar y lo penaliza por sus virtudes con el fin de recompensarlos a ellos por sus vicios; esto es lo que significa una sociedad basada en la ética del altruismo». Ayn Rand

Formulamos de forma más clara el argumento que utilizan dichas personas. Las premisas y la conclusión serían las siguientes:

Usan egoísmo ético en lo individual:

(P1) Actuar mirando por el propio interés es racional.
(P2) Se debe actuar de manera racional.
(C1) Cada uno debe actuar mirando por su propio interés.

y añaden «egoísmo ético» (realmente es altruismo) en lo social:

(P3) Aunque el altruismo fuera lo correcto, no estamos familiarizados con los deseos y necesidades de los demás, por lo tanto, si les ayudamos nos entrometeremos en sus vidas y les haremos más mal que bien.
(P4) Aunque al ayudar a los demás les hagamos bien les estamos degradando, robándoles su dignidad y su respeto propio; les estamos diciendo que no son competentes para cuidarse a sí mismos.
(C2) Debemos rechazar las políticas que velan por los intereses de otros, pues cuando cada uno mira su propio interés es más probable que contribuya al mejoramiento social.
(C3) La economía debe ser capitalista.

A continuación vamos a mostrar cómo puede rebatirse este argumento.

PREMISA (P1): Actuar mirando por el propio interés es racional

Actuar mirando por el propio interés no tiene por qué ser racional, depende de si ello respeta las normas éticas o no. A veces al mirar por el propio interés se produce más mal que si no miramos por nuestro propio interés[1].

PREMISA (P2): Se debe actuar de manera racional

No siempre debemos actuar de manera racional, depende de las consecuencias. Por experiencia sabemos que imponer la Ética a los demás tiene peores consecuencias que intentar convencerlos o sugestionarles para que por sí mismos actúen de manera ética.

CONCLUSIÓN (C1): Cada uno debe actuar mirando por su propio interés

[En obras]

(i) El egoísmo ético utiliza la falacia del falso dilema. El egoísmo ético nos pone ante el dilema de elegir entre mirar siempre por nuestros propios intereses (egoísmo ético) o en no mirar nunca por ellos (altruismo), pero intereses iguales deben ser considerados por igual, según el Principio de igual consideración de intereses. Intereses diferentes deben contrapesarse: no todos los intereses son igual de importantes, pues existe una jerarquía de intereses. De la misma manera que damos más importancia a nuestros intereses básicos que a nuestros intereses banales, a veces, también deberemos dejar a un lado nuestros intereses banales para actuar a favor de los interés básicos ajenos; otras veces, resultará que uno deberá ocuparse de sí mismo.

(ii) El egoísmo ético no puede resolver los conflictos de intereses. Un conflicto de intereses se produce cuando los intereses de un individuo son incompatibles con los intereses de otro. La Ética debe ofrecer soluciones a los conflictos de intereses. Si, como defiende el egoísmo ético, lo ético es actuar siempre de acuerdo al propio interés entonces los conflictos de intereses deberían resolverse por la ley del más fuerte. Es decir, el egoísmo ético no promueve la resolución de conflictos sino el aumento de ellos al decirnos que debemos comportarnos como se vive en la naturaleza: imponiendo los intereses de unos individuos sobre los intereses de otros (el pez grande se come al pez pequeño), por ello, podemos decir que el egoísmo ético es simplemente un egoísmo a secas.

(iii) El egoísmo ético es una contradicción lógica. La regla que dice que “la acción éticamente correcta es aquella que favorece a los propios intereses” es una contradicción lógica. Según el egoísmo ético, si realizar una acción K favorece los intereses de una persona A, pero a su vez perjudica los intereses de una persona B entonces el deber de A es hacer K y el deber de B impedir K; pero como es éticamente incorrecto impedir que alguien cumpla con su deber entonces es éticamente incorrecto que B impida que A realice K; por lo tanto, es éticamente correcto y éticamente incorrecto que B impida K. Una acción no puede ser éticamente correcta y éticamente incorrecta al mismo tiempo, eso es una contradicción, por lo tanto, la suposición del egoísmo ético que dice que el deber de cada persona es hacer aquello que va en su mejor interés no puede ser verdad.

Pero esta conclusión puede ser invalidada rechazando la premisa que dice que siempre “es incorrecto impedir que alguien cumpla con su deber”. Según el egoísmo ético, el que uno deba impedirle a alguien que cumpla con su deber depende completamente de si sería provechoso para uno hacerlo.

El error lógico es de otro tipo. Según el egoísmo ético, si realizar una acción K favorece los intereses de una persona A, pero a su vez perjudica los intereses de una persona B entonces el deber de A es hacer K y el deber de B impedir K, pues “cada individuo -y todos ellos- debe actuar buscando su propio interés”:

A debe actuar buscando su propio interés (Ia)
B debe actuar buscando su propio interés (Ib)
X debe actuar buscando su propio interés (Ix)

Pero esto nos lleva al siguiente punto.

(iv) El egoísmo ético ni siquiera es una teoría. Imaginemos que la acción K es matar, entonces podríamos preguntar al egoísmo ético: ¿es éticamente correcto que un individuo A mate a un individuo B? la respuesta del egoísmo ético será «depende», porque K es una acción éticamente correcta para A y éticamente incorrecta para B, pero no puede decirnos si la acción K es éticamente correcta o incorrecta en sí misma, es decir, no puede decirnos que “las personas no deben ser matadas”. Esto es así porque, para el egoísta ético, una acción K es éticamente correcta si tiene como consecuencia beneficiar su propio interés -el medio para conseguirlo es indiferente-, ese es el principio que sigue. En cambio, si le preguntamos al egoísmo ético: ¿es éticamente correcto favorecer el propio interés? el egoísmo ético responderá que sí, porque dice que siempre “debemos actuar para favorecer los intereses propios”, pero esto no es cierto: lo que realmente dice el egoísmo ético es que siempre “debo actuar para favorecer mis intereses propios”, pues que los demás cumplan o no cumplan con su deber, como vimos, para el egoísta ético es secundario. Es más, para el egoísta ético lo éticamente correcto es que los demás no cumplan con su deber egoísta. Es decir, la acción que favorece los intereses propios es éticamente correcta y la acción que no favorece los intereses propios es éticamente incorrecta, pero esto no se dice de manera universal sino de manera individual. Esto quiere decir que el egoísmo ético intenta pasar por regla universal, por ciencia, una regla que sólo es verdadera desde la perspectiva individual de un egoísta ético. La regla que debe seguir el egoísta ético es la siguiente: sólo yo debo actuar siempre buscando mi propio interés. Dicha regla entra en contradicción lógica consigo misma cuando es aplicada por otro individuo.

(v) El egoísmo ético es arbitrario. Algunas personas dicen que los intereses de un grupo cuentan más que los intereses de otro grupo, y la razón que dan es que no son del mismo grupo. Esta argumentación usa la falacia de petición de principio. La falacia de petición de principio se usa para discriminar a otros individuos por ser de un grupo diferente[3]. El criterio para discriminar a otros individuos con intereses puede ser la raza, el género, la nacionalidad, la especie, etc. pero si no podemos mostrar que hay alguna diferencia fáctica entre dos individuos que sea pertinente para justificar la diferencia de trato entonces tratarles de modo diferente es arbitrario.

El egoísmo ético aplica la falacia de petición de principio creando dos grupos de personas: uno mismo y los demás, y diciendo que debemos considerar los intereses del primer grupo como más importantes que los del segundo grupo. No existe ninguna razón que justifique dicha diferencia de trato, por lo tanto, el egoísmo es una discriminación arbitraria, la más radical de todas.

Los intereses de otras personas deben importarnos por la misma razón por la que nos importan nuestros propios intereses; porque sus necesidades y deseos son comparables a los nuestros. Darse cuenta de esto, de que estamos en igualdad de condiciones unos con otros, es lo que constituye la razón más profunda de por qué nuestra moral debe incluir algún reconocimiento de las necesidades de otros, y de por qué, entonces, el egoísmo ético fracasa como teoría moral.

(vi) El egoísmo ético se contradice cuando pone como fin último el bienestar general. Muchas veces, los egoístas éticos dicen que «promover la felicidad propia promoverá la felicidad de la sociedad»; pero al decir esto dejan de poner como deber los intereses propios, pues los subordinan a la felicidad de la sociedad. Es decir, en lugar de egoístas éticos serían altruistas, pero con una peculiar opinión sobre cómo promover el bienestar general. Esto no es más que una mentira del egoísta ético para intentar ganarse las simpatías de la sociedad, o al menos evitar sus represalias, intentando hacer creer que la felicidad de los demás le importa -como cuando dicen que al ayudar a otros nos entrometemos o degradamos sus vidas-, pero al egoísta ético realmente no le importa la vida de los demás, pues sólo le importa la suya propia. No son personas en las que se pueda confiar.

Aunque al egoísta ético no le preocupa el bienestar general, vamos a contestar a algunas de las cosas que dice:

– Cuando ayudamos a quien solicita nuestra ayuda no nos entrometemos en su vida. Si alguien solicita ayuda no va a considerar que quien se la presta es un entrometido, pues de pensar así no la solicitaría. Si prestamos ayuda a quien la solicita(4) entonces esta persona va a valorar la acción positivamente, es lógico, pues ese era su interés. Lo que no debemos hacer es ayudar a quien rechaza nuestra ayuda, pues nos estaríamos entrometiendo en su vida.

– Cuando ayudamos a quien solicita nuestra ayuda no le degradamos sino que le tratamos de manera digna. La caridad no debería existir, pues la madre de la caridad es la pobreza, es decir, la injusticia. Si viviéramos en un mundo justo entonces las personas no serían pobres excepto porque ellas quisieran serlo.

(vii) El egoísta ético no valora a los individuos sino sólo a sí mismo. Para un egoísta ético sólo sus propios intereses son valiosos; los intereses de los demás no lo son: cuando conviene se respetan, pero a veces conviene no
respetarlos. El egoísmo ético revela una mente de la cual se ha erradicado a los demás como realidades, esto nos hace intuir que existe una relación entre egoísmo, solipsismo y liberalismo.

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