Sin pastillas

El fin de semana antes de fiestas salí solo por las cercanías y aún sin grandes pretensiones a la vista quise comprobar algunos puntos que tenía por confirmar, el primero, el paso hacia la zona militar desde Son Vida, hay varios, lo sé, me refiero a ese que se rodeaba una rejilla para sortear una barrera cerrada y que ha sido modificado por la construcción de una vivienda en las cercanías, quería saber cómo se encontraba el tema en estos momentos. Pues se encuentra bastante bien, la casa parece finalizada y en lugar de una rejilla hay una pared baja por lo que es más fácil pasar aunque eso no implica que cuando volvamos hayan cercado ese paso pero al menos por ahora nos sirve. Yo crucé por allí y me dirigí hacia el PT3 no sin cierta urgencia por si apareciera algún vehículo militar y me echaran a cajas destempladas pero parece que en fin de semana nunca hay nadie vigilando. Dudé si ir a buscar la carretera por el sendero motero o bien subir por la pista y me incliné por la segunda opción por lo que no toqué asfalto hasta arriba del todo, eso implica entonces más esfuerzo en superar la pista hasta el cortafuego para continuar después por el sendero que enlaza con el torrente donde ahí sí es bastante fácil el ascenso hasta la carretera ya que a pesar de compartir trazado con el curso del agua se encuentra en unas condiciones magníficas para pedalear.

Llegué a la carretera sin novedad y quise meterme por la pista que tengo enfrente y que hacía siglos que no subía, tanto tiempo como para no acordarme de cómo era exactamente aunque no me pareció nunca de gran dureza, y no me equivocaba pero de todos modos tiene su miga en la segunda mitad. Una vez superada en lugar de tirar a la derecha como hubiera sido lo más lógico tiré hacia la izquierda, hacia la caseta de los cazadores, por donde cruza el cortafuego que recorre la cresta y que una vez bajamos pero que te deja en medio de la base militar y como no pretendo meterme en líos me dirijo hacia la carretera y es en esa bajada donde me doy cuenta de lo que chirría el disco trasero, mucho ruido y pocas nueces, en este caso frenada y aún así hago unas dresseres hasta que me convenzo de que es mejor dejar de utilizarlo y bajar tranquilo por asfalto dando ya por terminada la fiesta, no es plato de buen gusto pero es lo que toca.

Suben un montón de guiris y algún que otro paisano en bici de carretera, parece una peregrinación a quién sabe dónde, tanto es así que cuando llego a las puertas de la base giro en redondo y vuelvo a subir, me hubiera gustado dar un poco más de cera a todos los que me iban pasando pero la verdad es que todos me adelantaron, no es que sea muy difícil el proponérselo pero lo cierto es que a algunos se les hizo bastante cuesta arriba, en fin, yo a lo mío, que es apretar un poco más de la cuenta dejándome llevar por el influjo reinante, y vuelta atrás por la carretera sin alocarse para no tener que utilizar el freno trasero para nada, y como aún seguía siendo muy temprano para lo que se estila en las rutas sabatinas me dí un garbeo por el centro de la ciudad recorriendo carriles bici y ciclocalles, un invento sin sentido para querer hacer entender a los conductores que por ciertas calles pueden circular bicis cuando en realidad pueden circular por cualquiera sin más restricciones (en general) que el resto de vehículos, otra cosa es que quieras arriesgarte a hacerlo.

Así pues de esta guisa completé una ruta que aunque no parezca gran cosa a simple vista si se desgrana punto por punto podrían plantearse algunas cuestiones, una de ellas es la siguiente, ¿podríamos llegar a entrar en la cantera bajando por el cortafuego? bajando montados, me refiero, y en un primer vistazo parece que es posible aunque, como he comentado antes, mis recuerdos sobre esa bajada son muy difusos por lejanos y tampoco llegamos al final, así que todo queda en suspenso hasta que no se compruebe debidamente aunque a priori sobre el papel parece una opción interesante.


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